martes, 21 de abril de 2020

No lo sabía



Cuando el muñequito se puso verde, su pensamiento estaba en cualquier lugar menos en el coche que se acercaba a gran velocidad. En ese momento aún no sabía que esos pasos que empezó a dar al ver la luz verde serían los últimos.
Si lo hubiera sabido, se hubiera parado en el escaparate de la zapatería a ver esas botas de invierno que llevaba tiempo pensando en comprar.
Si lo hubiera sabido, podía haberse detenido en el buzón de casa y recoger el correo ahora en vez de hacerlo a la vuelta.
Si lo hubiera sabido, habría alargado un poco más ese desayuno que apuró por no salir muy tarde de casa.
Si lo hubiera sabido, en vez de la ducha rápida que se daba todas las mañanas, hoy se hubiera llenado la bañera.
Y, si lo hubiera sabido, hoy quizás se habría quedado en cama esos cinco minutos más que nunca se queda.
Pero no lo sabía. Y por eso se levantó al primer toque del despertador, se pegó una ducha rápida, desayunó a toda prisa, bajó las escaleras sin percatarse de las cartas que había en el buzón, pasó por delante de las botas que tanto le gustaban sin mirarlas y, como no lo sabía, dio esos últimos pasos.

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