jueves, 23 de abril de 2020

Mediocridad humana


Tengo un vecino que vive enfrente de mi casa.
Me lo encuentro todos los días nada más salir del portal.
No me cae bien.
Siempre está ahí, como esperándome, en la puerta de su casa.
Su casa es sucia, destartalada, vieja.
Me mira y me saluda. Yo sigo andando sin mirar hacia él.
Tiene algo que no me gusta. Oculta algo, lo sé.
Él también está sucio. Si ha llegado a eso será por algo, él se lo habrá buscado.
Y todos los días igual, siempre está ahí. ¿Por qué no se va a vivir a otro sitio? Podría vivir en otra calle. O mejor en otra ciudad.
Ayer salí por el portal y no estaba.
Su casa estaba en el contenedor.
Ahora me siento mejor.

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