Me lo encuentro todos los días
nada más salir del portal.
No me cae bien.
Siempre está ahí, como
esperándome, en la puerta de su casa.
Su casa es sucia, destartalada,
vieja.
Me mira y me saluda. Yo sigo andando
sin mirar hacia él.
Tiene algo que no me gusta.
Oculta algo, lo sé.
Él también está sucio. Si ha
llegado a eso será por algo, él se lo habrá buscado.
Y todos los días igual, siempre
está ahí. ¿Por qué no se va a vivir a otro sitio? Podría vivir en otra calle. O
mejor en otra ciudad.
Ayer salí por el portal y no
estaba.
Su casa estaba en el contenedor.
Ahora me siento mejor.
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